QUE HAGO YO AQUÍ

SIRIA- Diario de viaje

G-.SIRIA-HAMA:


DOMINGO 7/10/007:


Hoy me he planteado un día de descanso y como tal me cuesta mucho arrancar; después del desayuno he vuelto a la habitación con la esperanza de poder ver la carrera de Fórmula 1, pero ha sido inútil…En uno de esos ataques obsesivos difíciles de controlar, me he pasado una hora de reloj dándole sin cesar al botoncito del mando, hay por lo menos 50 canales y a parte de los 4 o 5 clásicos de noticias, en todos los demás me sale un Ulema dilucidando sobre el Islam.





Es casi medio día cuando decido salir a la calle para dar una vuelta, después de cruzar el puente, me dirijo hacia el otro lado de los jardines siguiendo el rio, que todavía no he visitado …En mi camino hacia la periferia de la ciudad, a parte de las siempre presentes colosales norias, ha lugar a algún que otro encuentro fortuito, encuentros inopinados… 
Ese es mi hándicap, como diría R.Kapuscinski cada vez que un sirio abre la boca, siento que tengo ante mí una muralla imposible de salvar: La Gran Muralla de la Lengua.





Fuera del parque, al final de una larga avenida casi desierta, donde esta pierde su nombre para convertirse en calle, ha surgido un mercado. La ya olvidada avenida convertida en calle está llena de talleres, de colmados, de carnicerías, de pescaderías, de puestos de verduras… de telas, de plásticos, de.., de….




Tan solo al inicio de la calle, y seguramente porque era la hora de salida del colegio he podido ver algunas mujeres y niñas de uniforme, a medida que la calle avanza la presencia es única y exclusivamente masculina.



Se hace extraño, no ver mujeres trabajando cara al público, inquietante más bien el hecho de no ver mujeres funcionando en tiendas, afanando en los mercados, trajinando en la cocina de algún restaurante, profesando oficios …., en fin contrapesando sociedad. 
Pero dejo análisis, observaciones o racionamientos para otra ocasión, porque las 2h o mas en la que este mercado ha polarizado mi atención, han sido tan reídas, festejadas y correteadas, que confieso o lo declaro, como el mejor paréntesis que hasta ahora me ha regalado este país del que hasta ahora me siento cautivada.
Hoy queda grabada para siempre en mi vocabulario la palabra “sura” (foto), el sonido de un par de “clics” de mi cámara, ha tenido un efecto mariposa…Todos querían “sura” la voz corría de un lado al otro del mercado, y yo y mi cámara detrás de ella…Cada puesto, cada cara o postura tiene una pequeña historia por detrás, construida a base de mímica, de palabras sueltas, de gestos, sonrisas y risas abiertas, ninguna pesa más que la otra…todas tienen ¿su qué? o su ¿por qué?, aunque tal vez algunas resulten más tiernas que otras… 



Pero, ¿Cómo narrar esos fortuitos encuentros, y por qué no, camaraderías con los Otros? , ¿Cómo narrar esos pequeños buceos que te hacen sentir plenamente en consonancia con una sociedad tan ajena a la tuya? ¿Tan ajena? No lo siento así, pese haberme relacionado exclusivamente con hombres, en una de las ciudades más famosas de Siria por su estricta religiosidad, se ha mantenido el mas absoluto respeto. Creo que sencillamente hemos sido capaces de ver reflejada nuestra intuitiva humanidad, yo en los otros y los otros en mí…





























Y como el viaje no ha hecho mas que empezar, nos vemos en la siguiente parada, Tartus!

“La iglesia medieval instituyo la peregrinación a pie como cura de la melancolía homicida. Todos necesitan del acicate de una busca para vivir; para el viajero ese acicate reside en cualquier sueño” B. CHATWIN

“A fin de cuentas, lo que podríamos llamar contagio de viaje existe, y es, en el fondo, una enfermedad incurable” R. Kapuscinki