LUNES 8/10/2007:
Tartus…Extraña ciudad de la costa que mira hacia el interior … ¿Evitar el mar, ese viejo camino, por donde llegan todos los enemigos?
Tan solo bajarme en la estación de autobuses, he notado que algo importante había cambiado en el paisaje insistente que caracterizaba a todas las ciudades sirias que hasta ahora he visitado, las batas negras, los pañuelos negros…Camisetas, vaqueros, faldas y rostros al aire dan color y alegría a una ciudad que huele a mar, aunque no lo mire. ¡Qué guapas que son las sirias!
Siguiendo el olor del mar, llego a un pequeño puerto de pescadores, desde donde salen también los taxis acuáticos que te llevan a la isla de Arwad: una antigua fortificación cuyos orígenes se remontan a los cananeos; su importancia en la historia tuvo sus altibajos (fenicios, romanos, cruzados), pero hoy en día, no es más que una isla muy poblada con dos fortalezas y escasos restos de sus antiguas murallas (eso si no hay coches).
El pequeño puerto es un lugar animado desde donde se puede contemplar lo poco que queda de la antigua fortaleza cruzada de Tortosa; una gran avenida vallada al mar, bordea la ciudad hasta llegar al puerto de carga y descarga que se divisa en la lejanía. Cuando Siria obtuvo su independencia en 1946, tras una larga historia de ocupaciones, divisiones y otros largos etcéteras que vale la pena saber, si se quiere entender un poco mejor la realidad de Oriente Próximo, su salida al mar quedo reducida a dos puertos el de Latakia y el de Tartus, con apenas 90Km de distancia uno de otro.
A partir de 1971 un tratado con la Unión Soviética convirtió a Tartus en una base naval de la URS en el Mediterráneo, el tratado ha vuelto a renovarse en Septiembre de 2008, y declaraciones hechas por los dos estados en Julio del 2009 predicen que el puerto de Tartus va a convertirse en un futuro muy próximo en una base táctica para las operaciones antipiratería, cuestión que hoy por hoy parece que preocupa a todas las naciones por igual.
Tartus fue en su origen un poblado fenicio que funcionaba como punto de apoyo y servicio a la isla de Arados (Arwad) y cuyo nombre era Atarados (frente a Arados). Pero no fue hasta el periodo bizantino, cuando la ciudad comenzó a adquirir una cierta relevancia. Cuenta la historia que el emperador Constantino, prefiriendo a las comunidades cristianas que había desperdigadas por el continente, a los paganos de la isla de Arados, rebautizo el poblado con el nombre de Constantina y lo convirtió en ciudad. Tras el declive del imperio Bizantino, paso a manos de los árabes, a quienes los cruzados se la arrebataron en 1099…
Pero el resto de esta historia os la contare mañana. Está cayendo la noche me voy a ver la puesta de sol en el mar, desde una de esas escasas y vacías terrazas (no hay que olvidarse que todavía es Ramadán), que miran a la avenida, a la valla y al mar…
Una vez extinguidos los canticos, que han sonado en cadena de un minarete a otro; la ciudad bulle…Se hacen percibir los “turistas rusos”, ruidosos, brutos y bastante prepotentes…Entran de una tienda a otra, seguidos por los dependientes que no les quiten ojo, cosa poco habitual por parte de los sirios que suelen dejarte a tus anchas para que valores las mercancías expuestas…
Por la noche, en Tartus emerge no solo la vida que ha estado adormilada durante el largo ayuno, por la noche emerge la ciudad portuaria que huele a salitre y a miscelánea, y que puede ser muy larga…