El día de los tres “basta…!! No todo está cerca en esta ciudad, y a pesar de que el gerente de 7Days me ha hecho un mapita para llegar al garaje Bab Mousala (donde quiero coger el microbús para Bosra), después de una larga calle donde se ven uno tras otro talleres de lapidas (oficios heredados de padres y abuelos según me cuentan en uno de ellos) arribo a la paz de un solitario cementerio…. Ante las dudas y consciente de que de momento el madrugar no me ha servido de mucho cojo un taxi para recorrer dos manzanas y girar una esquina.
Estoy ampliando un sistema de expresión mitad mímica, mitad onomatopeyas que funciona bastante bien…. la gente me entiende y además se descojona (de mi claro). Por fin estoy sentada en un microbús camino a Der’a, y de allí otro hasta Bosra. Este es el camino más barato, no el más rápido (100km = 3h). El autobús, para no faltar a la costumbre (por estos lares) va a toda hostia y en plan camicace. Eso sí, parando cada cinco minutos, lo cual me permite hacerme un poco la idea de cómo se vive en este área fronteriza (los Altos del Golán y Jordania).
El camino quemado por el sol recorre una inmensa llanura basáltica semidesértica, se ven algunos poblados construidos con esta roca negra y también mucho chabolismo, además de la pesada presencia militar que casi se mastica. Es un área que me parece especialmente deprimida…mi vecino de asiento me cuenta que hay muchísimos refugiados palestinos por esta zona…acabáramos! Después de que ayer me contaran que la gran mayoría no tiene permiso de trabajo, me hago una idea de lo complicado que es subsistir en este rincón del mundo..
Mi compañero sin embargo, se empeñaba en señalarme siempre que podía, algunas de las construcciones modernas que de vez en cuando aparecían en el camino, y para ello utilizaba sin dudarlo su dedo índice con el que golpeaba insistentemente mi hombro, a la quinta vez …surge espontaneo el primer Basta!; para explicárselo bien, le he imitado el gesto y luego he escenificado que me metía en el dedo en el ojo…Primero me ha mirado atónito, luego a sonreído y al poco rato a cambiado de asiento, y ahora me siento culpable.
Llegada a Der’a y algo de confusión hasta localizar la furgoneta o taxi colectivo que me llevara hasta Bosra, al entrar tres jóvenes sentados al fondo me increpan y hacen gestos para que me vaya (os aseguro de que voy tapada hasta las cejas y con ropa holgada), esta vez ese Basta! no es mío.
Los siete u ocho pasajeros a mas que hay allí, se levantan y les increpan a ellos, las voces se alzan y yo hago el gesto de emprender las de Villadiego, pero una mano agarra la mía, es una mano femenina, la mujer tira de mí y me empuja hacia el asiento de la ventanilla, se sienta a mi lado y su corpulenta complexión establece una inquebrantable muralla entre yo y el resto del mundo que vocifera. A los pocos minutos aparece el chofer, y tras unos segundos de confusión saca a empujones a los tres chavales del fondo mientras el resto de pasajeros les increpa.
Durante el corto trayecto hasta Bosra un pasajero se levanta para decirme (mezclando ingles y mímica) que me quede tranquila, que esos eran cuatro locos y que en Siria la gente es muy cordial y muy tranquila, los demás asienten.
La ciudad de Bosra aparece mencionada por primera vez con el nombre de Busrana en las Cartas de Amarna del siglo XIV a. C. (archivos egipcios), pero no es hasta el siglo I d.C. cuando su nombre comenzó a adquirir relevancia. Bosra se convirtió de la noche a la mañana y durante un corto periodo de tiempo en la capital del reino nabateo, eclipsando a la ciudad meridional de Petra (Jordania). Hasta que en 106 de nuestra era paso a ser la capital de la provincia romana de Arabia Pétrea, creada por Trajano después de la anexión del reino nabateo.
Situada junto a una importante vía de comunicación (la Vía Nova Trajana), más de 5000 legionarios se instalaron en ella, y pronto se convirtió en la guarnición definitiva de la Legión III Cyrenaica. Engrandecida y embellecida con edificios públicos organizados alrededor de un cardo (calle principal), y un decumano (puerta principal de los campamentos romanos junto a la cual acampaban las decimas cohortes de las legiones), fue rebautizada Nova Trajana Bostra, también durante ese mismo siglo, se construyó el gran teatro de 15.000 plazas, uno de los mayores del oriente romano, que se conserva casi intacto. Paso obligado de las caravanas procedentes de Arabia, su importancia comercial fue enorme, y llegó a contar con más de 50.000 habitantes. Gran parte de Siria por aquel entonces y por raro que nos suene era el granero de Roma (la historia se encargaría de cambiarle la geografía).
Cuando Filipo fue nombrado emperador de Roma (244-249), elevo la ciudad al estatus de metrópolis y ordeno que en ella se acuñara moneda. Ya durante la época bizantina, Bosra fue la sede de un primado con más de 33 sacerdotes sujetos a su autoridad eclesiástica con catedral incluida (construida durante el siglo VI). Cuenta la leyenda que antes de la caída de Bosra en manos musulmanas (allá por el 634) un joven Mahoma que viajaba en la caravana de mercaderes de su tío, coincidió aquí con el monje nestoriano Boheira. Cuentan que fue este monje quien introdujo a Mahoma en los pilares básicos del cristianismo, esta puede que sea una de las razones de porque las tres religiones monoteístas tengan tanto en común, hasta el punto de compartir profetas (Doctrina pueril, Ramon LLull).
En los siglos venideros y a pesar de los continuos conflictos la ciudad se las compuso para seguir prosperando. Se encontraba en la ruta de peregrinación a la Meca, y como además sus conciudadanos sabían vender bien la leyenda de Mahoma y el monje no era raro que los peregrinos se detuvieran por aquí durante más de una semana. Cuando durante el periodo otomano la ruta comenzó a hacerse poco segura, los peregrinos encontraron un camino alternativo situado más al este y fue a partir de ese periodo cuando comenzó el declive de Bosra.
Entre todas las ruinas romanas, que parecen estar desperdigadas por la nueva ciudad de Bosra (columnas, arcos y calzadas se suman a las humildes casas, algunas eso si con parabólica), no se distingue el teatro, pues este se encuentra en el interior de la vieja ciudadela.
Durante el siglo XII, los cruzados intentaron tomar Bosra por dos veces, en la primera (1140), la ciudadela que se había levantado alrededor del teatro por omeyas y abasíes en el siglo XI y las ampliaciones durante el mandato fatimí, les frustro el intento; el segundo (1183) tampoco tuvo ningún éxito. Pero seguramente por causa y efecto del momento convulso que reinaba en la zona, allá entre el 1202 y 1251 fortificaron todavía más la ciudadela, el resultado es un grueso anillo con ocho torres que rodea el teatro romano.
Cuando entras en la ciudadela y comienzas a dejarte ir por sus sombríos corredores y celdas no puedes hacerte a la idea de lo que te vas a encontrar: El teatro a diferencia de los demás teatros de su época, se levantaba sobre sí mismo, a pesar de estar construido en la ladera de una colina. El escenario de unos 45,5 metros de ancho y ocho de profundidad, está dividido en tres sectores y coronado por un elegante pórtico, delimitado y decorado con dos niveles de columnas corintias de granito rosa tallado, procedente de Egipto. En un principio el suelo era de madera y estaba sujeto sobre bases cuadradas de piedra donde se situaban los apuntadores; el foso de los músicos todavía conserva su pavimento original.
El graderío tiene forma helenística, extendiéndose sus extremos hasta formar más de un semicírculo. Con capacidad para unos 15.000 espectadores, está dividido en tres partes separadas por medio de pasillos concéntricos a los que se abren las puertas. La primera parte está formada por catorce gradas, la segunda por dieciocho y la tercera por cinco. Las galerías internas, los vomitorios y el acceso directo a los distintos sectores y a los palcos, son tan amplios que habilitan circular por ellos con muchísima facilidad.
El escenario debía estar cubierto por un techo de madera, mientras que el resto del recinto quedaba protegido de los elementos por toldos de seda, y para colmo del refinamiento dicen que además se rociaba el ambiente de agua perfumada que caía delicadamente sobre las cabezas de los espectadores.
Por extraño que parezca, el lujo de contemplar y perderme por este espléndido teatro lo estoy viviendo yo solita…no hay ni un alma en todo el recinto. No me lo puedo creer, todavía hay lugares en el mundo donde la masificación no ha llegado… Así que por favor olvidaros de que Bosra existe!.
Cuando sales del teatro te topas de lleno con pedazos de la historia que forman parte y se diluyen en una ciudad viva… Me siento frente a cuatro enormes columnas corintias que quedan del "ninfeo" (fuente pública). En sus alrededores juegan los niños, las mujeres en un ir y venir continuo cargan sobre sus cabezas grandes capazos de pan o de hortalizas, los camellos descansan, se ven algunas ovejas pastando y algún que otro ciclomotor rompe con su ruido la paz que se respira.
Al rato se me acerca un pequeño grupo de niños, el más aventajado se ofrece para hacerme de guía, yo saco unos cuantos estuches de rotuladores (siempre compro un montón antes de emprender viaje) y se los doy. Les digo que no quiero guía pero que me cuenten algo de su día a día. Todos van al colegio, les encanta el futbol y les encanta su pueblo; ¿y a quien no?.. ¿quién no querría tener estas fantásticas ruinas para jugar con sus amigos?. Os imagináis lo que debe ser jugar al escondite por entre medio de arcos, columnas y calzadas romanas.
Me cuentan que, en los últimos años, su pueblo se ha "llenado" de turistas, les digo que yo no veo a ninguno; me cuentan que en pleno verano viene dos o tres autobuses al día y algún que otro viajero solitario, pero que en invierno hay muy pocos. Parece ser que existe una ambiciosa intervención estatal para recuperar las ruinas, y que están echando abajo aquellas casas que se encuentran encima de ellas. Eso si las nuevas se construyen a pocos metros de las antiguas.
Continúo mi camino desde el arco triunfal de Bab al-Qandil ( puerta del Candil s. III), erigido en memoria de la Tercera Legión.
La puerta marca la intersección con la calle principal que recorre la ciudad de este a oeste. Este decumanus ha sido excavado y puede verse su adoquinado y las hileras de columnas que lo franqueaban.
Detrás de ellas se ven algunas casas que están construidas con piedra recuperada de las ruinas, plenamente integradas en el conjunto, a pesar de las antenas parabólicas, (personalmente me encanta este toque surrealista). En el extremo oeste de la calle se levanta la puerta de Bab al-Hawa (puerta del Viento), es una estructura de un solo arco con restos de la muralla romana a ambos lados.
En la parte Este se ve la desvencijada estructura de los antiguos baños públicos. Frente a los baños en una esquina hay cuatro enormes columnas corintias, al otro lado de la calle puede verse una columna con el dintel incorporada a una casa, son los antiguos restos de un kalybe (santuario pagano), que según dicen fue construido por uno de los antiguos reyes de Bosra para proteger a su hija de la muerte… poco tiempo después la hija fue obsequiada con un racimo de uvas en el que se escondía un escorpión, su picadura resulto mortal (paradojas de leyenda).
Tras pasar las ruinas del mercado romano, un gigantesco rectángulo que todavía conserva una plaza pavimentada, llego a la mezquita de Omar (de la cual se dice que podría ser una de las más viejas del mundo, aún está en uso y además alberga una madraza). Se dice que fue construida por el califa de igual nombre y bajo cuyo liderazgo se conquisto Siria para el islán en el 636. Frente a ella está el hammam Manjak, construido en la época de los mamelucos (1372), esta era la casa de baños que utilizaban los peregrinos.
Tras pasar las ruinas del mercado romano, un gigantesco rectángulo que todavía conserva una plaza pavimentada, llego a la mezquita de Omar (de la cual se dice que podría ser una de las más viejas del mundo, aún está en uso y además alberga una madraza). Se dice que fue construida por el califa de igual nombre y bajo cuyo liderazgo se conquisto Siria para el islán en el 636. Frente a ella está el hammam Manjak, construido en la época de los mamelucos (1372), esta era la casa de baños que utilizaban los peregrinos.
Este ir y venir de gentes, animales y velocípedos que gira en torno a todos estos monumentos me fascina, no hago más que valorar lo divertido que es revivir así la historia y temblar con la expectativa de que muy pronto las avalanchas de turistas acabaran con esta serenidad; es gratificante comprobar que esta gente tan simpática, discreta y tranquila (muchos de ellos son campesinos o refugiados palestinos) todavía se muestran sorprendida…¿Por qué tanta foto a su hogar?.
Al sur de la mezquita de Fátima (con su alminar cuadrado que se alza independiente del resto del edificio), se encuentra el monasterio más antiguo de Bosra, construido probablemente en el siglo IV (aquí es donde dicen que se encontraron Mahoma y el monje Boheira). La fachada ha sido totalmente reconstruida, pero los muros laterales y el ábside son originales, frente a ella hay un pequeño bazar donde hay unos cuantos puestos en los que se venden una polvorienta colección de antigüedades y baratijas; primera señal de que los turistas comenzamos a aterrizar.
La catedral construida en torno al año 512, se encuentra en un penoso estado de decadencia. Fue uno de los primeros edificios con una cúpula circular, pero se realizo con materiales de tan penosa calidad que hubo de reconstruirla numerosas veces antes de su desplome final. Dicen que el emperador Justiniano utilizo esta iglesia como modelo a seguir en la construcción de las catedrales de Ravena y Constantinopla (ambas aun en pie). Pero de esta solo queda la nave y dos antecámaras y algunas piedras grabadas con signos religiosos que se encontraron durante las últimas excavaciones.
Al sur de la catedral, una calleja se cruza con el extremo oriental del decumanus, está indicado con un arco y una columna nabateos, además de señalar el extremo de la ciudad romana, los arqueólogos sospechan que es la puerta principal de un palacio nabateo que todavía no ha sido descubierto. Pero más hacia el sur, han encontrado un palacio romano. Junto a este se encuentra una cisterna también romana de 120 x 150 m, que se conoce como Birket al Haj (pila de los peregrinos); haj es la palabra que expresa la sagrada peregrinación a la Meca.
La compañía Damas Tours resulta ser una opción mucho mejor que la aventura de los microbuses, en menos de dos horas a completado el trayecto de Bosra a Damasco (no para tantas veces y es más cómodo, pero bastante menos animado que los microbuses).
Llego a Damasco, ya de noche (son las 19’30 h), la estación de Baranke es una autentica locura, se nota que ya se han tomado la sopa y están todos revitalizados (la primera comida después del largo ayuno suele ser una sopa, tan densa y nutritiva, que es capaz de levantar a un muerto…). No exagero, al decir que tengo veinte o treinta taxistas alrededor mío, intentándome convencer para que suba a su vehículo. El tercer Basta! …es breve y conciso, subo en uno de esos vehiculos y le digo: ath- Thawra, 7 Days.
Visita a Koko, con el que intercambio teléfonos para ir a verle ensayar con su grupo cuando vuelva a Damasco, cenita y a dormir.