QUE HAGO YO AQUÍ

SIRIA- Diario de viaje

O-.SIRIA-ALEPO: No hay manera


DOMINGO 14/10/2007.-  


He amanecido en una habitación anodina con una ligera resaca, ingerido un delicioso y copioso desayuno y me he ido literalmente corriendo al otro lado de la calle. Esta vez, para quedarme, el hotel Baron me abre sus puertas, unas puertas desgastadas por el tiempo, en un edificio algo deteriorado, unas habitaciones que nada tienen que ver con su glorioso pasado…





El Hotel Baron fue el primer hotel de lujo de la ciudad de Alepo durante la época colonial francesa. Entre sus huéspedes ilustres figuran : Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia) -que solía dormir en la habitación 202-, Krikor Zohrab, el famoso novelista Armenio fue uno de los primeros huéspedes del hotel y también se alojaba en el segundo piso -murió en el genocidio perpetrado por los turcos en Abril de 1915-, Agatha Christie, que escribió la primera parte de “Asesinato en el Orient Express" en la habitación 203, y como no: mi admirada Freya Stark, una de las grandes aventureras de comienzos del siglo XX.





El rey Faisal declaró desde el balcón de la habitación 215, del hotel Baron, la independencia de Siria. En la suite presidencial, que curiosamente también está en la segunda planta, se alojó el rey Gustavo Adolfo VI de Suecia. También anduvieron alojados: Gamal Abdel Nasser (presidente de Egipto), Kemal Attaturk (fundador de la Republica Turca), Charles Lindberg (aviador, autor, inventor, explorador e importante activista socialista norteamericano), David Rockefeller (multimillonario), Theodore Roosevelt (presidente americano) y hasta Yuri Gagarin, el primer humano que viajo al espacio (12 Abril de 1961).





Todos ellos anduvieron hospedados entre las plantas segunda y tercera, a mi me ha tocado la cuarta unos noventa años después…Pero ahora sentada en una mesa de este bar con solera, donde cualquiera de ellos pudo estar sentada/o, saboreo y alargo en el tiempo este momento fetichista.



Confieso que mi subconsciente también ha alargado el momento de salir a la calle, porque después del susto de ayer, ya no me siento tan tranquila para circular libremente por la ciudad, más que nada porque el panorama de la ciudad es calcado (ciudad prácticamente vacía y mucho adolescente del género masculino en la calle). Pero aunque me sienta muy a gusto aquí, pertrechada en la cafetería del Baron, haciendo migas con Josehp, el camarero más veterano (no solo por la edad sino porque además lleva trabajando aquí -según me cuenta- unos 40 años), no puedo eludir el compromiso -conmigo misma- de conocer y perderme por la segunda ciudad más importante de Siria: Alepo.




Así que a la calle, y para tomar confianza me dirijo al Museo Nacional de Alepo, que está a dos manzanas en esta misma avenida. La Loney Planet tiene razón, asegura que el edificio del Museo Nacional se asemejaría a un pabellón de deportes si no fuera por la extraordinaria columnata de figuras de granito que velan su entrada (replicas de los antiguos pilares que soportaban el techo del palacio-templo de Tell Halaf s.VIII o IX a.C). Cada sala del museo corresponde a piezas procedentes de diversas excavaciones diseminadas por todo el país .


Os destaco las más llamativas:
Tell Brak.- Antiguo Nagar, uno de los centros reales del N. de Mesopotamia durante el IV y el III milenio a.C. Fue uno de los yacimientos donde trabajó sir Max Mallowan (el marido de Agatha Christie), quien llevó los mejores objetos de dicha excavación al Museo Británico de Londres.
Mari.- Ciudad habitada desde el V milenio a.C. Es importante puesto comercial para la Mesopotamia meridional. Pero me reservo el hablaros de la antigua ciudad de Mari para cuando llegue a ella -después de Alepo me dirijo al Éufrates, en busca del pasado más remoto-, sin embargo, sí os diré que en esta sala hay dos piezas fascinantes: la primera es un retablo con unas delicadas figuras talladas, se ve un general junto a sus carros de combate, y encadenados a éstos se encuentran sus prisioneros. Hay también un león de verde bronce con una sugerente expresión de tristeza (los leones en la cultura mesopotámica actuaban como guardianes contra los demonios). La otra, una estatua de tamaño natural labrada en piedra caliza de la Dama de la Fuente ( la misma que aparece en los billetes de 50 libras sirias).Ugarit.- La mayoría de los objetos de esta sala exhiben las continuas relaciones entre el puerto de Ugarit y Egipto (una de las vasijas de alabastro lleva grabado en un jeroglífico el nombre de Ramsés II). Tell Halaf.- La cultura Halaf pertenece a un período arqueológico de la historia de Mesopotamia que se desarrolla a partir del año 8000 a. C. Las estatuas que hay en esta sala representan a dioses y diosas cuya antigüedad es milenaria. Impresionante la de Haddad, el dios del tiempo, simbólicamente unido al toro en el que se apoya. Tell Arslan Tash.- La antigua ciudad aramea de Hadatu; lo más curioso de esta sala es una colección de tallas de marfil de origen fenicio. Tell Ahmar - Tell Ahmar era una ciudad aramea, capital de la tribu de Bit Adini, situada en la ribera del río Éufrates. En esta sala se exhiben pinturas de los restos de un palacio del siglo VII.a.C.



Perdidos por estas estancias deambulamos una pareja de japoneses y yo, ningún vigilante… Me pregunto quién cederá primero a la tentación de apretar el gatillo de la cámara, y... ¡han sido ellos!. El primer clic ha sonado bajo la presión de un profundo silencio, tras unos segundos eternos han sonado unos apresurados y furtivos clics más, sin meditar mucho el encuadre y, evidentemente, sin flash)…Después nos hemos mirado disimuladamente, con cierta complicidad por no haber sido capaces de reprimir nuestro capricho.





La visita al museo me ha sentado muy bien y vuelvo a recorrer las calles de la ciudad de Alepo sin ningún recelo, eso sí, no sin antes comprar, no una, si no tres pastillas de jabón, que llevo en su correspondiente bolsa de plástico negra que balancea en mi mano izquierda -necesito la derecha para manejar mi cámara-. La ciudad continua desierta…


























Alepo le disputa a Damasco el titulo de la ciudad habitada más antigua del mundo, en realidad hay más de una ciudad en Oriente Medio que reclama para sí ese título, pero en este caso concreto hay numerosas fuentes históricas que confirman que Alepo puede haber sido habitada durante los últimos 8000 años.








De manos hititas pasó a ser la capital del reino amorita para volver luego a ser hitita... Más tarde fue asiria y luego persa… Los griegos la tomaron en el 333 a. C., y Seleuco I Nicátor le dio el nombre de Beroea. En el 64 a. C., se integró en el dominio de Roma.


Ciudad del Imperio otomano desde 1517, se mantuvo bajo su dominio (como el resto de Oriente medio), y a la caída de este, pasó a manos de la administración colonial francesa…, vuelta a manos turcas... y por fin en 1946 pasó a formar parte del recién estrenado estado sirio. Y como no, también formó parte del Imperio bizantino hasta su pérdida a manos de los árabes en el 637. Aunque los cruzados la asediaron en dos ocasiones (en 1098 y en 1124), nunca la conquistaron y se mantuvo en poder de los árabes hasta su toma por los mongoles en 1260.




















Callejear por la ciudad antigua con sus calles totalmente vacías y las tiendas cerradas a cal y canto vuelve a bajarme el ánimo, ¿donde está ese ir y venir de gente?, ¿de colores? ¿de aromas y pestes? ¿de ruido? …¿Donde está Oriente? Piedras y piedras cimentadas, tres o cuatro prendas columpiando de ventana a ventana y un vacío incómodo. Simplemente no sé donde ir, esta ciudad... tanto ayer sábado como hoy domingo vacía...le ha dado un paréntesis a mi ritmo de viaje, que no sé cómo calificar…




Las circunstancias son las que son, hasta ahora no había vivido esta fiesta del fin de Ramadán llamada Eid al-Fitr, esta fiesta hogareña que desaloja literalmente la ciudad durante tres o cuatro días. 





Después de comer algo en un puesto callejero cuajado de adolescentes me dirijo hacia la ciudadela, donde hay algún que otro turista…




Las primeras fortificaciones, se cree, fueron erigidas por los seléucidas, pero de esos tiempos no se conserva nada. La ciudadela que hoy se puede contemplar es, sin duda alguna, obra y razón de los siglos de las cruzadas…Y no voy a hablaros más de ella porque ni siquiera he entrado en el recinto, me he conformado con dar un par de vueltas alrededor del foso y sacar un par de fotos.



Vuelvo al Baron, caminando por las calles y avenidas más amplias que encuentro a mi paso, tan solo me detengo en una bonita cafetería a tomarme un delicioso helado de pistacho.





En la terraza del Baron, que está mucho más animada que toda la ciudad de Alepo junta, me tomo una cervecita con la pareja que, como yo, tomaba fotografías clandestinas en el museo. Resulta ser coreana y no japonesa, como yo creía. A la mesa se nos suma Walid, quien además de dirigir el hotel -junto con Madame Clotilde-, tiene una flota de taxis y siempre anda por aquí para organizar excursiones. Y en esas estamos cuando aparece un personaje un tanto peculiar llamado Andrew que se hospeda en el Sheraton (con él haré la excursión de mañana rumbo a Qala’ At Samaan). Entre cerveza y cerveza Walid intenta colocarle un cadillac rojo de los años 60 para llevarle hasta el Líbano pasado mañana, pero por mucha espumosa que caiga no creo que lo consiga, aunque esa historia os la contare mañana….















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“La iglesia medieval instituyo la peregrinación a pie como cura de la melancolía homicida. Todos necesitan del acicate de una busca para vivir; para el viajero ese acicate reside en cualquier sueño” B. CHATWIN

“A fin de cuentas, lo que podríamos llamar contagio de viaje existe, y es, en el fondo, una enfermedad incurable” R. Kapuscinki